El apagón masivo de la red eléctrica que vivimos ayer en España nos dejó una sensación difícil de olvidar. De repente, sin previo aviso, nuestras rutinas más básicas quedaron en suspenso: no funcionaba la nevera, no había agua caliente, no podíamos cargar el móvil.
Más allá del desconcierto inicial, el apagón de luz y red eléctrica nos obligó a mirarnos en el espejo: ¿cuánto dependemos realmente de la electricidad para vivir... y para alimentarnos?
Hoy te invito a reflexionar, sin alarmismos, sobre cómo pequeños cambios pueden ayudarnos a estar más preparados, vivir con más conciencia y cuidar mejor de nuestra alimentación en cualquier circunstancia.
¿Estamos listos para afrontar lo inesperado de manera saludable?